jueves, 8 de octubre de 2009

Las viudas de los domingos

Voy a aclarar que este post es una sugerencia de una amiga.Pero es la voz de unas cuantas de nosotras.Pero bueno,aunque pienso mantener su nombre en el anonimato para que los involucrados no pataleen,que conste en actas que lo pensó ella.
Resulta que tengo un marido golfista.No es un berretín de la cercana crisis de los 40 ni una recomendación médica de salir a caminar.Juega desde los 10 años,o sea que ya lo agarré así y no salí corriendo en su momento.
Pero era otra época.No había hijos de por medio ni tampoco demasiada plata como para salir a jugar (bueno,no es que haya mucho más ahora),entonces si iba ni me daba cuenta y con el tiempo tanto él como sus amigos del palo fueron abandonando,una vez convencidos de que,a cierta edad y trabajando todo el día,no había forma de sostener el alto nivel de la adolescencia.El dolor de ya no ser,que les dicen.
La cuestión es que,con el tiempo,tímidamente alguno que otro empezó el regreso a los links.Se formó un efecto bola de nieve y los treintañeros largos llegaron a la conclusión de que,comparados con el resto de los perros que pululan por su viejo club,ellos siguen siendo por lo menos pasables.Y a cierta edad digamos que ya se venció el tema del orgullo y pueden reírse de lo mal que le pegan y asombrarse cuando cada tanto alguno recupera la memoria y pega un tiro espectacular que les recuerda que,en el fondo,siguen siendo tops.
El problema es que todos ya son padres de familia.Y todos los críos son chiquitos (el más grande es el mío y apenas cumplió 7).O sea,aún no pueden salir a jugar con ellos y quedan al cuidado de sus beneméritas madres,o sea nosotras,las que nos vamos a ganar el cielo.Empezando por mí,que soy la única con 2 varones.
Cuando toca un día muy lindo zafamos porque vamos todos,y los chicos se entretienen mal que bien.Pero se han ido a jugar en interminables tardes lluviosas en las cuales una considera el filicidio.
Para quien no entienda del tema,piensen que irse a jugar 18 hoyos en algún lugar perdido del 2do cordón del conurbano (no existen casi canchas cerca,y nadie se va a ir al tuje del mundo por 9 hoyos mugrosos) no es lo mismo que ir a jugar un picadito o entrenar en el gimnasio.Calculen casi 1 hora de ida,otra de vuelta,y en el medio 4 hs de juego y probablemente otra de cerveza posterior (quien alega que se tiene que ir a casa suele ser tildado de pollerudo).En resumen,por algo nos dicen las viudas.
Aclaro,a mi no me parece mal que tengan un espacio de encuentro varonil (lo que los yanquis llaman tan sabiamente male bonding).Lo que me embola es que tengan que desaparecer un domingo completo cuando es sólo de 1 de los 2 días que tienen para estar con los hijos (ya ni siquiera pretendo incluirme en la ecuación).Si ellos fueran mayores nosotras podríamos hacer un esfuerzo por jugar con ellos,pero solo nos queda el papel de cuidadoras.O sea,que se busquen un lugar más cercano,que se tomen la cerveza en el viaje de vuelta,que nos armen un day spa qué se yo!.Pero no,consideran que nuestra absoluta obligación.
Ya sé que con las quejas no voy a ir a ningún lado y que se me van a tirar todos encima y me tildarán de quejosa y mala cónyuge como siempre.
Pero para el día de la madre quiero un day spa,sí.Y con un negro que me haga masajes.
Ah,y las viudas vienen conmigo.Que los chicos los cuiden ellos.

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